Este es un artículo de la revista Soho el cual me llamó mucho la atención porque está escrito de forma diferente a todos los artículos que tratan este tema, es entretenido y relajado con lo cual el autor quiere transmitir una opinión sin ser por así decirlo una cantaleta sobre el mal uso del celular y me llamó aún más la atención porque aunque yo siendo súper amante de celular caí en cuenta que muchas veces dejo cosas verdaderamente importantes por estar hablando por celular.
Lo que el artículo transmite es que ya no tenemos momentos de privacidad ni de tranquilidad porque todo el tiempo estamos siendo interrumpidos por una llamada, que claro está, la mayoría de veces no es algo importante; el celular se ha convertido más que en un medio de comunicación útil, en un distractor y en una obsesión.
Hablando un poco más de la falta de privacidad que tiene el celular, obviamente mal manejado, es que siempre estamos preguntándole a los demás que ¿dónde está? , ¿Qué está haciendo?, en fin un montón de preguntas que a la larga no conllevan a una conversación interesante, todo se ha reducido ha hablar por teléfono o por medios electrónicos y el contacto entre las personas se ha reducido al mínimo porque ante la facilidad y ahorro de tiempo que nos ofrecen estos medios de comunicación los preferimos por encima de una verdadera conversación.
Nos hemos vuelto seres verdaderamente mal educados con el uso del celular en cualquier parte, contestamos sin importan en dónde estamos y quiénes están a nuestro alrededor, no importa si estamos hablando con alguien y si suena el celular corremos a contestar dejando a la otra persona con la palabra en la boca como si lo que estamos hablando con esta no fuera importante para nosotros.
No tenemos una concentración total en lo que estamos haciendo, una parte de nuestra mente siempre esta pendiente en atender el teléfono celular, en con quién queremos hablar, o si recibimos una llamada o un mensaje de texto mientras estamos ocupados en algo ya toda nuestra atención se desvía y no seguimos haciendo las cosas con el mismo ritmo que las veníamos haciendo.
Este texto hace una invitación a que dejemos el teléfono celular un poco a un lado y que dejemos la obsesión por este medio de comunicación que realmente no es tan indispensable como pensamos.
Bibliografía:
Revista Soho.
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